LOS TRIBUNALES DE DROGAS
EN ESTADOS UNIDOS

Por Carson Fox y West Huddleston thin blue line

A fines de la década de los 80, muchos tribunales de Estados Unidos estaban abrumados de trabajo. Un aumento radical de los arrestos en casos en que estaban involucradas las drogas, junto con las sentencias mínimas obligatorias por poseer y distribuir drogas, especialmente cocaína "crack", había conducido al desborde de la población de cárceles y prisiones. En Miami, Florida, y en otras áreas metropolitanas importantes, el problema era particularmente desalentador. En 1989, con el objetivo de contener la marea de casos relacionados con las drogas, el sistema de tribunales de Miami empezó a colocar a los transgresores en un programa intensivo de tratamiento de drogas, concebido como alternativa al encarcelamiento. El programa tomó el nombre de "tribunales de drogas". Hacia 1994 había 12 tribunales de drogas en Estados Unidos. Hoy hay más de 1.200.

Los tribunales de drogas combinan la supervisión del sistema de tribunales con la capacidad terapéutica del tratamiento de drogas. En esta "unión" de servicios, el acusado o participante (llamado también el cliente) se somete a un régimen intenso de tratamiento por consumo de drogas, adimistración de caso, pruebas de drogas y supervisión, a la vez que se presenta ante un juez en audiencias programadas regularmente para verificar su estado. Un equipo de tratamiento y de profesionales de la justicia penal supervisa el programa y examina el caso de cada participante antes de la audiencia ordinaria en el tribunal.

El equipo del tribunal de drogas

El equipo consiste por lo general en un juez, un fiscal, un abogado defensor, un proveedor de tratamiento, un oficial de ejecución de la ley, un oficial de libertad condicional, el administrador del caso y el coordinador de programa. En las reuniones del equipo, a menudo llamadas "de personal", el equipo discute el progreso del participante a partir de la última comparecencia ante el tribunal. Los miembros del equipo recomiendan sanciones o incentivos, dependiendo del cumplimiento o incumplimiento de las regulaciones del programa por parte del participante.

De modo típico, los tribunales de drogas exigen abstenerse de delitos, alcohol y drogas. Los participantes están obligados también a buscar educación adicional u oportunidades de adiestramiento laboral. La mayor parte de los programas de los tribunales de drogas requieren que el participante siga bajo la supervisión del tribunal durante un año, por lo menos. Además del tratamiento de drogas intensivo y la administración del caso, el participante exitoso también recibe un beneficio del sistema de justicia penal. El participante puede recibir un castigo más leve, hacer que sean desechadas las acusaciones en su contra o lograr salir más pronto de la libertad condicional.

La participación en los tribunales de drogas es voluntaria. El participante tiene una opción, incluso si la alternativa es la cárcel. Si un acusado opta por el tribunal de drogas, debe establecerse que es elegible antes de ser admitido en el programa. Típicamente, el equipo del tribunal desarrolla criterios de elegibilidad, teniendo en cuenta cualesquiera normas legales del estado, junto con las necesidades de la comunidad. Algunos temas comunes que se consideran para la elegibilidad son: ¿Depende el acusado del alcohol o las drogas? ¿Reside el acusado en la jurisdicción? ¿Ha causado el acusado alguna víctima?; ¿Se trata de una cuestión de restitución?; ¿Presenta la víctima alguna objeción? ¿Es el acusado un delincuente violento?

La elegibilidad se determina mediante un filtro legal y clínico. Como el sistema de cada estado es diferente, y son diferentes las poblaciones que tiene que el tribunal de drogas tiene por objetivo, el método para ingresar en el programa es diferente. Típicamente, el fiscal determinará la elegibilidad legal. Si el acusado llega al tribunal de drogas debido a violación de la libertad condicional, el agente de libertad condicional puede determinar la elegibilidad legal. Una vez que se encuentra que el acusado es legalmente elegible, el equipo de tratamiento realiza una evaluación clínica. En la evaluación clínica, un profesional de tratamiento entrevista al que solicita el tribunal de drogas y le hace una serie de preguntas. Estas preguntas han sido diseñadas para determinar qué tipo de problema de consumo de drogas tiene el participante, si es que tiene alguno. (No debe confundirse el filtro clínico con la evaluación clínica, que empieza con un proceso de entrevistas mucho más largo, tiene lugar después que el participante ha sido aceptado en el programa, determina el nivel de cuidado necesario en el tratamiento y se lleva a cabo de modo continuo durante la participación del acusado en el tribunal de drogas).

Antes de entrar en el tribunal de drogas, el acusado examina con su abogado los requisitos del programa, y a menudo discute también estos requisitos con el coordinador de programa y el juez. Dado que los tribunales de drogas se ocupan de acusaciones tanto de delitos menores como de delitos graves, y dado que el status de algunos de los participantes es anterior a la declaración de inocencia o culpabilidad, en tanto que el de otros participantes es posterior, la condición legal de los participantes varía. Algunos han encarado una acusación formal; otros, no. Algunos pueden encarar un período en la prisión; otros, no.

Si a un acusado se lo encuentra elegible para el tribunal de drogas, y ese acusado acepta participar, entonces debe aceptar cumplir con todas las reglas y reglamentos del programa. Si el acusado entra en el programa antes de hacer alegación de inocencia o culpabilidad, es posible que este cumplimiento deba ser afianzado (la fianza es, por lo general, una cantidad de dinero establecida después de que el individuo ha sido arrestado, y su propósito es asegurar que el acusado comparezca ante el tribunal. Sin embargo, la fianza puede consistir también en un reconocimiento personal, que no implica ninguna cantidad de dinero. Una vez que un acusado deposita una fianza, se lo deja en libertad, pero permanece bajo la jurisdicción del tribunal y cualquier condición especial que fije la orden de fianza); si el acusado entra en el programa después de alegar inocencia o culpabilidad, el cumplimiento puede ser una condición de la libertad condicional.

Métodos tradicionales

Los tribunales de drogas comenzaron como un esfuerzo a nivel popular; cuando las jurisdicciones locales buscaron alternativas a tener que pasar por el sistema regular de tribunales, recurrieron a los tribunales de drogas para ocuparse de sus delincuentes adictos a las drogas.

En el enfoque tradicional de tales delincuentes, muchos de los acusados recibían libertad condicional o sentencias de prisión, a menudo sin que se dispusiera de tratamiento. Si había tratamiento disponible, y el tribunal lo ordenaba como parte de la sentencia, no había ninguna asociación formal entre el tribunal, la administración del caso, el tratamiento y la supervisión. Si los delincuentes no cumplían con las condiciones del tratamiento o daban positivo en las pruebas de drogas, no había ningún sistema de sanciones e incentivos diseñado para mantener al delincuente involucrado en el tratamiento. A menudo la reacción a su falta de cumplimiento era separarlo del tratamiento. Los delincuentes en libertad condicional volverían a comparecer ante un juez en una audiencia de revocación, donde encararían, posiblemente, el tiempo en prisión que había quedado suspendido cuando fueron sentenciados. Los delincuentes expulsados de los programas de tratamiento dentro del sistema de prisiones, volverían a la población penal.

De esa forma, el sistema tradicional creaba una justicia de "puerta giratoria". Los jueces, fiscales y abogados defensores estaban acostumbrados a ver a los mismos acusados que regresaban al tribunal un mes tras otro, muchos por delitos contra la propiedad, causados por su dependencia de las drogas. En ausencia de tratamiento, el delincuente seguía en adicto activamente, y continuaba haciendo víctimas a otros para alimentar su adicción.

Estructura de los tribunales de drogas

Hasta mediados de la década de los 90 no había estándares, aun cuando muchos programas de tribunales de drogas presentaban similitudes. En 1996, un grupo de profesionales se reunió con ayuda del Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Asociación Nacional de Profesionales de Tribunales de Drogas. Este grupo fue organizado para identificar los estándares básicos de los tribunales de drogas. Se reunieron durante más de un año, y en 1997 el Departamento de Justicia publicó las "Definiciones de los tribunales de drogas: componentes claves" (Defining Drug Courts: The Key Components), que exponen 10 componentes claves de una estructura de tribunales de drogas.

El primer componente clave de la estructura explica la integración en el sistema judicial de los servicios de tratamiento de casos de alcohol y drogas de un tribunal de drogas. Como parte de esta integración, el programa incluye un equipo interdisciplinario tal como se ha discutido más arriba. Los funcionarios del programa pueden también desarrollar un comité de dirección, que en ocasiones se denomina comité de recursos o junta asesora. Este comité ayuda al programa a establecer un amplio apoyo comunitario. El comité puede incluir a cada miembro del equipo del tribunal de drogas, junto con representantes de tratamiento de salud mental, servicios de capacitación laboral, servicios educativos, el sistema escolar local, empresas locales, el gobierno local, la comunidad religiosa y otros ciudadanos interesados. Este comité puede formular recomendaciones en relación con políticas y procedimientos, recaudar fondos para el programa y ayudar al programa con las operaciones y proyectos especiales, tales como las graduaciones del programa.

El segundo componente clave presenta a los tribunales de drogas como entidades no antagonistas. Si bien en el sistema de justicia tradicional el fiscal y el abogado defensor actúan como adversarios, con el fiscal en representación de los mejores intereses del estado y el abogado defensor en representación de los mejores intereses del cliente, en el tribunal de drogas estas funciones carecen de su componente antagónico tradicional. El fiscal y el abogado defensor trabajan en el equipo del tribunal de drogas, ambos concentrados en la recuperación del participante. Ambos le hacen recomendaciones al juez, junto con los otros miembros del equipo, para aplicar sanciones y/o incentivos a fin de motivar un cambio de comportamiento en el participante.

De acuerdo con el tercer componente clave, los tribunales de drogas tratan de identificar y colocar en tratamiento a los participantes elegibles, temprano en el sistema de justicia penal. La investigación ha demostrado que las personas que entran a tratamiento de drogas tienen más éxito si un momento de crisis precipita el episodio del tratamiento -- un detención o violación de una audiencia de libertad condicional, por ejemplo. Una vez que el delincuente es identificado como elegible, se lo coloca rápidamente en tratamiento y bajo la supervisión del tribunal.

El cuarto componente clave trata de la necesidad de un continuidad de servicios de tratamiento y rehabilitación en el tribunal de drogas. Además del tratamiento de drogas, los tribunales de drogas ofrecen consejo de salud mental, capacitación laboral, educación continuada, servicios de salud y cualquier otro servicio necesario en la comunidad. Naturalmente, algunas comunidades cuentan con más servicios que otras, pero el comité de dirección puede identificar recursos y ayudar a salvar cualquier brecha que exista en los servicios necesarios.

Según el quinto componente clave, a los participantes se los vigila regularmente mediante pruebas de alcohol y drogas. Las pruebas deben hacerse al azar, bajo observación y frecuentemente. Típicamente, los profesionales de tratamiento o los funcionarios de ejecución de la ley llevan a cabo estas pruebas. En muchas evaluaciones de los tribunales de drogas, los participantes mencionan las pruebas de drogas como un componente esencial de su recuperación.

El sexto componente clave subraya la estrategia coordinada que gobierna las respuestas del tribunal de drogas al comportamiento de los participantes. Las reuniones regulares en el tribunal entre el juez y el participante, a continuación de las reuniones con el equipo del tribunal de drogas, le da al equipo la oportunidad de responder con sanciones e incentivos inmediatos al cumplimiento o no cumplimiento de los participantes. Estas respuestas están diseñadas para motivar un cambio de comportamiento en los participantes, y típicamente no tienen el propósito de ser punitivas. Las respuestas pueden incluir también el tratamiento, el que no entra en las categorías de sanciones o incentivos, pero son resultado del progreso de un participante, tal como un aumento o disminución del nivel de cuidado.

La continua interacción judicial con el juez se considera esencial en el séptimo componente. Como las pruebas de drogas, esta interacción la citan a menudo los participantes en el tribunal de drogas como algo importante para su éxito. Puesto que el juez ve al participante regularmente durante varios meses, el juez y el participante desarrollan a menudo una relación "terapéutica" que no se ve en el escenario de los tribunales regulares.

El octavo componente subraya la necesidad de vigilancia y evaluación, por parte del tribunal de drogas, para medir el éxito del programa. No importa cuán exitosos sean los programas del tribunal de drogas, sin una buena recopilación de datos y un fuerte componente de evaluación, ese éxito será sólo aparente, a través de pruebas anecdóticas. Los programas deben recopilar una base de referencia de información sobre tratamiento de drogas y alcohol, cuidado de la salud, demografía, antecedentes penales y acusaciones actuales de los participantes. Los miembros del equipo deben establecer metas y objetivos claros para el tribunal de drogas, y luego estructurar una evaluación para medir el logro de esas metas. Tanto el equipo del tribunal de drogas como los que proveen fondos y servicios al tribunal de drogas querrán ver pruebas de la eficacia del programa.

El noveno componente recalca la necesidad de una continua educación interdisciplinaria. Puesto que los tribunales de drogas representan un cambio fundamental en los sistemas de justicia penal y tratamiento, todos los miembros del equipo necesitan comprender los elementos básicos de la función de cada miembro del equipo. Cada miembro del equipo debe seguir recibiendo educación en las prácticas actuales basadas en la ciencia. Los tribunales de drogas deben promover tales oportunidades educativas, alentar a los miembros del equipo a asistir a adiestramiento de educación continuada y proveer capacitación, cuando sea posible, a miembros del equipo tanto nuevos como experimentados.

De acuerdo con el décimo componente clave, el tribunal de drogas crea asociaciones en la comunidad, las cuales realzan la efectividad del programa y generan apoyo local. Muchas de estas asociaciones se manifiestan en la creación del comité de dirección del tribunal de drogas. Las organizaciones del comité se convierten en socias del éxito del tribunal de drogas. Los tribunales de drogas pueden también ser socios de la comunidad al tener participantes que llevan a cabo servicio a la comunidad, lo cual puede ser un requerimiento general del programa o reservarse como una sanción. El comité ayuda también al personal de programas a organizar mejor los recursos existentes en la comunidad. Los miembros del comité de dirección generalmente representan las agencias o entidades que proveen los servicios "envolventes" que los participantes en tribunales de drogas necesitan.

Financiamiento

El cumplimiento de los 10 componentes claves es necesario para recibir financiamiento federal. Muchas fuentes de financiamiento de los estados y locales se atienen también fuertemente a estos componentes, y requerirán que los solicitantes describan cómo los cumple su programa.

Aun cuando los tribunales de drogas nunca han sido parte de un programa de mandato federal, debido a su gran crecimiento en los años 90, la Oficina de Programas de Tribunales de Drogas fue creada en la Oficina de Programas de Justicia (OJP) del Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ). (La Oficina de Programas de Tribunales de Drogas ahora es parte de la OJP). A nivel local, los tribunales de drogas ahora reciben ayuda a través de la Oficina de Ayuda Judicial (BJA) del Departamento de Justicia.

A través del BJA, el Departamento de Justicia provee dinero seminal para planificación de tribunales de drogas, junto con financiamiento limitado para la puesta en práctica y el mejoramiento de los mismos. El financiamiento federal de los tribunales de drogas está disponible de varias fuentes, inclusive los subsidios discrecionales disponibles mediante la cooperación de la BJA y la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP), que es parte de la Oficina Ejecutiva del Presidente, el Programa de Subsidios en Bloque para la Ejecución Local de la Ley, las donaciones en memoria de Edward Bryne, el Centro para el Tratamiento de la Adicción a Substancias Controladas y el Centro para la Prevención de la Adicción a Substancias Controladas, pero la mayoría de los tribunales de drogas operan mediante una combinación de fondos federales, de los estados y de las localidades. Algunos tribunales de drogas cobran un honorario a los participantes y algunos reciben ayuda financiera de organizaciones exentas de impuestos, fundadas para apoyar los programas (muchas de éstas las inician los comités de dirección). Sin embargo, para tener éxito deben recurrir también a los recursos existentes en sus localidades y organizar esos recursos para evitar una duplicación de servicios.

Un éxito tremendo

Los tribunales de drogas han mostrado un éxito tan asombroso que ahora existen en casi todas las áreas metropolitanas de Estados Unidos. En realidad, cada estado y territorio estadounidense tiene un tribunal de drogas. Si bien este artículo trata de los tribunales de drogas en el contexto del sistema de justicia penal para adultos, el modelo de los tribunales de drogas también se ha aplicado a los menores, a los padres que corren peligro de perder la custodia de sus hijos debido a la adicción a drogas, a los transgresores acusados de conducir vehículos bajo la influencia del alcohol u otras drogas, a los delincuentes con problemas de salud mental (regulación de medicamentos y administración de casos), y, en los tribunales de reingreso, a los que están en libertad condicional (vigilancia de los drogadictos en libertad condicional luego de dejarlos libres en la comunidad). En algunas ciudades como San Diego, en California, y Minneapolis, en Minnesota, existen sistemas de tribunales de drogas en los que la causa subyacente de la acusación contra el transgresor puede tener como resultado que a ese transgresor se lo coloque en un programa de una variedad de programas supervisados por tribunal, que siguen un modelo de tipo tribunal de drogas.

La mayoría de los programas de tribunales de drogas están dirigidos a delincuentes no violentos. A estos delincuentes se los coloca en programas que pueden tomar una variedad de formas:

  • diversión (las acusaciones quedan en suspenso hasta la terminación del programa y luego del cumplimiento exitoso del programa se las desecha);
  • libertad condicional (un participante se declara culpable y es puesto en libertad condicional bajo la condición especial de que debe cumplir exitosamente el programa del tribunal de drogas);
  • revocación de la libertad condicional (un participante que ya está en libertad condicional y que la viola por razones de adicción a drogas, sigue en libertad condicional y es puesto en un tribunal de drogas).

Los tribunales de drogas se ocupan de acusaciones que van desde la posesión de drogas hasta los delitos contra la propiedad. Dado que muchos drogadictos roban para financiar su hábito de drogas, los tribunales de drogas apuntan también a estos delitos contra la propiedad provocados por las drogas. Si un participante en un tribunal de drogas ha cometido un delito que involucra a una víctima, como en el caso de un robo, el programa, típicamente, requiere que haya restitución.

Tratamiento obligatorio

Los tribunales de drogas usan la compulsión para mantener a los participantes en el tratamiento. La literatura científica más reciente sobre tratamiento de drogas y alcohol demuestra que los clientes del tratamiento obligatorio se comportan en realidad mejor que aquellos que ingresan voluntariamente. El tribunal de drogas, mediante su sistema de sanciones e incentivos y sus audiencias regulares, ofrece un nivel constante de compulsión para ayudar al participante a permanecer involucrado en el tratamiento. El tribunal de drogas aumenta las tasas de retención en el tratamiento y, por lo tanto, aumenta las tasas de éxito de quienes necesitan el tratamiento, por encima de los estándares de los métodos comunes de tratamiento voluntario.

En una evaluación tras otra, los tribunales de drogas exhiben altos niveles de retención en el tratamiento. Mientras muchos programas de tratamiento de alcohol y drogas presentan tasas disminución del número de participantes del 80 al 90 por ciento, muchos tribunales de drogas proclaman una tasa del 30 por ciento. Además, los participantes que egresan de los tribunales de drogas presentan grandes reducciones en sus tasas de reincidencia, en ocasiones de 90 por ciento. Las evaluaciones de los tribunales de drogas demuestran también que en lo que respecta a costos, estos programas son mucho más efectivos que el sistema tradicional de justicia penal. Dos estudios sobre costos y beneficio, uno en Oregon y otro en Texas, demostraron que el tribunal de drogas les ahorró a los contribuyentes entre 9 y 10 dólares por cada dólar gastado.

Esfuerzos internacionales

Los tribunales de drogas comenzaron como un esfuerzo a nivel popular, y lo siguen siendo hoy. De Miami hasta San Francisco y Río de Janeiro, las comunidades establecen tribunales de drogas para atender sus problemas locales. Diferentes jurisdicciones deben encarar diferentes drogas por las que se opta, diferentes sistemas de justicia penal y diferentes recursos a su disposición.

Durante años los profesionales de los tribunales de drogas se han provisto ayuda y capacitación unos a otros y a aquellos interesados en el concepto del tribunal de drogas. Esta ayuda y capacitación se realizan mediante los esfuerzos y el apoyo de varias organizaciones. Por ejemplo, profesionales de tribunales de drogas de Estados Unidos han viajado a Brasil, Gran Bretaña, Australia, Bermuda y Barbados para compartir las experiencias de los tribunales de drogas estadounidenses.

La Asociación Nacional de Profesionales de Tribunales de Drogas (National Association of Drug Court Professionals) (NADCP), que representa a miles de profesionales de los tribunales de drogas en Estados Unidos, fue fundada en 1994 y tiene su sede en Alexandria, Virginia. La rama de investigaciones, becas y capacitación de la NADCP, el Instituto Nacional de Tribunales de Drogas (National Drug Court Institute) (NDCI), se fundó en 1997. El NDCI recibe apoyo de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas, que es parte de la Oficina Ejecutiva del Presidente, y de la Oficina de Ayuda Judicial en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. El NDCI ofrece cada año más de 70 eventos de capacitación en tribunales de drogas, en todo Estados Unidos y en todo el mundo.

El NDCI colaboró estrechamente con el Departamento de Estado de Estados Unidos en 2002, al facilitar una gira de representantes de los gobiernos de Inglaterra, Finlandia, Grecia, Austria, España e Italia por los Tribunales de Tratamiento de Brooklyn y Manhattan, y participar en una videoconferencia con varios representantes del gobierno de Tailandia. La NADCP y el NDCI están también asociados a la Asociación Internacional de Profesionales de Tribunales de Drogas (AIPTD).

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Carson Fox es miembro del Instituto Nacional de Tribunales de Drogas, y fue abogado y administrador de tribunales de drogas en el estado de Carolina del Sur. West Huddleston es director del Instituto Nacional de Tribunales de Drogas ( National Drug Court Institute).

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