La depresión en el trastorno bipolar es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por fluctuaciones de éste que van desde manía (sensación exagerada de bienestar, energía y confianza en la cual una persona puede perder contacto con la realidad) hasta la depresión, con el episodio actual o más reciente de la enfermedad caracterizado por la depresión. (Ver también trastorno afectivo bipolar y trastorno bipolar).

Este trastorno se presenta entre los 25 y 35 años de edad y afecta a mujeres y hombres por igual. Las causas son desconocidas, pero los factores hereditarios y sicológicos pueden jugar un papel muy importante en su desarrollo.

Las personas que tienen familiares con trastorno bipolar o depresión presentan un riesgo mayor. No hay otros factores de riesgo conocido para la enfermedad en sí, pero la falta de sueño puede predisponer a la persona a la recurrencia de los síntomas.

En la fase depresiva se puede observar:

• Pérdida de la autoestima
• Actitud de retraimiento
• Actitud de impotencia
• Fatiga
• Incapacidad para sentir placer
• Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
• Aumento o pérdida del apetito
• Insomnio o hipersomnio
• Pensamientos suicidas

En la fase maníaca se puede presentar:

• Aumento de la actividad dirigida a metas
• Vuelo de ideas o pensamientos acelerados
• Autoestima elevada
• Disminución de la necesidad del sueño
• Locuacidad

Las fases maníaca y depresiva pueden aparecer juntas en una fase "mixta".

Para realizar el diagnóstico de este trastorno es importante tener en cuenta los antecedentes psiquiátricos de fluctuaciones en el estado de ánimo y hacer una observación del comportamiento y del estado de ánimo del individuo en el momento actual. Asimismo, es importante saber si hay antecedentes familiares de enfermedad maníaco-depresiva.

De igual manera, es importante llevar a cabo un examen físico, así como conocer la historia de los problemas médicos y los medicamentos actuales para descartar otras causas potenciales de los síntomas.

Es posible que se necesite hospitalización durante la fase aguda con el fin de controlar los síntomas y para garantizar la seguridad del paciente. Se pueden administrar medicamentos antidepresivos, como el ácido valproico (depakote, que es un anticonvulsivante) y carbonato de litio que usualmente conforman la primera línea de tratamiento.

Los antisicóticos también se pueden requerir en la fase aguda para lograr el alivio rápido de los síntomas en caso de que una persona maníaca ha perdido contacto con la realidad (sicótica). Asimismo, se pueden utilizar los agentes antiansiolíticos, com o el Klonapin.

A menudo se utiliza un tranquilizante como terapia de mantenimiento para aliviar los síntomas y prevenir el comienzo de las fluctuaciones en el estado de ánimo. De igual manera, se puede utilizar otros anticonvulsivantes (como la carbamazepina o la gabapentina) para estabilizar el estado de ánimo.

En algunos casos, se combinan los tranquilizantes y los antidepresivos, aunque esto debe hacerse con cautela, dado que algunos antidepresivos pueden desencadenar manías en las personas con este trastorno.

En un tipo de depresión maníaca (bipolar II), la gente experimenta depresión primaria que alterna con períodos de estado de ánimo ligeramente alterado que no están completamente desarrollados.

A tales personas se les puede hacer un diagnóstico erróneo de tener únicamente depresión (depresión unipolar) y administrarle antidepresivos sin tranquilizantes, que pueden causar problemas con estados maníacos o similares a la manía en algunos casos.

En los casos severos, se puede usar la terapia electroconvulsiva (electrochoque) para tratar estados de depresión persistente. Esta terapia consiste en un tratamiento psiquiátrico que provoca una breve convulsión en el sistema nervioso central por medio de corriente eléctrica.

La terapia moderna de electrochoque es lo más avanzado en tratamientos que describen las películas como una forma de castigo o control de la mente. Dicha terapia se lleva a cabo bajo anestesia y los estudios han encontrado en forma repetitiva que es el tratamiento más efectivo para la depresión que no responde a los medicamentos.

Asimismo, la sicoterapia puede ser necesaria para brindarle apoyo a la persona durante la fase depresiva. Se ha encontrado que la terapia cognitiva/del comportamiento es la terapia de grupo más efectiva para la depresión.

El estrés causado por la enfermedad se puede aliviar al participar en un grupo de apoyo, donde los integrantes comparten experiencias y problemas en común.

En algunas personas, el tratamiento con un estabilizador del estado de ánimo ha reducido la recurrencia de los síntomas, incluyendo la depresión; sin embargo, el trastorno generalmente se presenta de por vida.

• Intento o pensamiento de suicidio
• Abuso de alcohol y/o abuso de sustancias
• Cambio a manía, algunas veces cuando la gente es tratada para la fase depresiva ellos pueden cambiar a la fase maníaca

Se debe buscar asistencia médica si:

• La persona experimenta sentimientos de abandono y desesperanza
• Duerme mucho o muy poco
• Los patrones de alimentación han cambiado
• La persona no siente placer con cosas que ordinariamente la hacen sentir bien y siente que la vida no vale pena

El hecho de conocer los riesgos puede facilitar un diagnóstico y tratamiento tempranos. Dormir bien puede ser crucial para la prevención de exacerbaciones.