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 Actualizada: 18/VI/98

Cubrimiento de campañas políticas: en primer lugar los ciudadanos


Discurso de Charles H. Green,
Director del International Media Center,
ante el Foro de Andiarios,


En 1960, cuando yo apenas era un joven reportero que estaba aprendiendo a cubrir campañas electorales, John F. Kennedy luchaba por alcanzar la presidencia de Estados Unidos. Yo no podía imaginar que un día estaría frente a un grupo como este. Pero durante los últimos 37 años han pasado por mis libretas de notas muchas campañas en muchos países. Espero poder compartir con ustedes hoy algunas de las cosas que he aprendido, casi siempre a fuerza de equivocarme. Estas cosas los ayudarán a hacer el tipo de trabajo periodístico que la población colombiana merece y espera de una prensa libre en una democracia moderna.

Voy a hablarles de tres cosas básicas. Estas cosas son simples, pero ponerlas en práctica de una manera seria y profesional, al calor de una campaña presidencial, no es simple.

  • Primero, quiero hablarles sobre ética.

  • Segundo, quiero discutir la responsabilidad que tiene una prensa libre que opera dentro de las democracias del mundo moderno.

  • Y tercero, quiero ofrecerles ideas para involucrar a los ciudadanos de Colombia en su cubrimiento de lo que podría ser la campaña presidencial más importante de la historia reciente de este país.

Para los periodistas no hay nada más importante que la ética. Un periodista tiene una sola cosa realmente valiosa: su credibilidad. Un periodista que pone en peligro esa credibilidad no sirve ni a la sociedad ni a su profesión. La credibilidad se construye sobre muchas cosas. De ellas, una de las más importantes es la percepción. Si las personas perciben que hemos perdido la credibilidad, de hecho la hemos perdido. Por lo tanto, los periodistas, como la esposa del César, debemos evitar incluso que los demás tengan la percepción de que algo se está haciendo mal.

Siempre nos excusamos cuando violamos aquellos parámetros establecidos por periodistas que a través de décadas han aprendido a golpes cuál debe ser nuestro papel en la sociedad. Es preciso que nos demos cuenta de que ponemos nuestra credibilidad en peligro cuando cometemos cualquier tipo de violación ética, ya sea pequeña o grande. Un reportero que recibe dinero de un candidato o de un partido es inútil para la sociedad, para sí mismo y para su medio de prensa. El reportero que acepta viajar gratis en la campaña de un candidato está arriesgando innecesariamente su credibilidad. Y lo mismo ocurre con el reportero que acepta una comida gratis de un candidato, de un partido, o de un funcionario del gobierno.

Podemos decir que no hay político que pueda comprarnos por el precio de una comida o de una botella de vino o de un paseo en avión a la costa. Eso probablemente sea cierto. Pero ante los ojos del público (la persona que está sentada en la mesa de al lado en el restaurante de lujo y ve que es el entrevistado quien paga la cuenta) hemos sido comprados.

Es fácil caer en trampas éticas; trampas que a veces no son intencionales. En la época en que trabajaba como ejecutivo de noticias de la Associated Press, yo estaba alerta, al igual que hoy en día alerto a mis estudiantes, para evitar que mi ego prevaleciera sobre mis valores éticos. A todos nos alimenta el ego cuando el presidente nos invita a la casa de gobierno para tomar unas copas en privado o para compartir una cena privada. Esas son invitaciones que generalmente uno no puede rechazar. Pero es necesario preguntarse, ¿Por qué me está invitando? Seguramente no es porque usted sea un gran cuentista o porque él necesite consejos para dirigir el país. Es por la posición que usted tiene como ejecutivo de noticias, reportero político, o como columnista que moldea la opinión pública. Si en lugar de ser periodista, usted fuera taxista, ¿cree usted que el presidente lo invitaría?

Cada organización de prensa que se considere a sí misma profesional, cada organización que verdaderamente esté interesada en el bienestar del país en esta o en cualquier otra campaña, debe preparar un código de ética para todos sus reporteros y editores. Este código debe ser de cumplimiento obligatorio, especialmente para aquellos con la responsabilidad de cubrir las elecciones. Un reportero en violación de esos patrones de conducta debe enfrentar castigos severos, incluso la pérdida de su empleo.

Ya existen muchos códigos de ética. Ustedes no tienen que inventar uno nuevo. Sólo necesitan adaptarlos a sus circunstancias particulares. Los reporteros deben tomar parte en la discusión. Es necesario que ustedes preparen su cubrimiento de campaña con suficiente anticipación. Un código de ética es una parte integral de los preparativos. Cuando el entrenador del equipo nacional de fútbol prepara a sus jugadores, los está preparando para los momentos difíciles que enfrentarán cuando el juego verdadero comience. Cualquier periodista con más de una semana de experiencia profesional sabe que las decisiones difíciles son las que se tienen que tomar en momentos difíciles. Llegan cuando estamos a punto de la hora de cierre, cuando tenemos apenas unos pocos minutos para poner en una balanza las consecuencias de nuestras decisiones. La columna sobre ética que yo escribo para la revista Pulso del Periodismo se titula "La cuerda floja" porque creo que como periodistas siempre estamos caminando por una cuerda floja. Cuando el fallecido periodista costarricense Guido Fernández terminó de escribir un libro sobre ética, lo tituló Agonía a la hora del cierre, porque en ese preciso momento es cuando uno tiene que tomar las decisiones más difíciles.

Durante la campaña presidencial de 1996 en Estados Unidos, Bob Dole se cayó de una plataforma durante una visita a California. La agencia de noticias Reuters transmitió una secuencia de cinco fotografías. Una mostraba a Dole en el piso. El mensaje que ofrecía la foto era de dolor, fragilidad, herida, debilidad, angustia. Pero la quinta fotografía de la secuencia mostraba a Dole levantando el puño después de levantarse, en un mensaje de alivio, disgusto, pena, humor, y capacidad de recuperación. ¿Cuál foto publicar? Esa es una pregunta ética que muchos editores enfrentan a la hora del cierre.

¿Es ético que un individuo o una familia que posea un medio de prensa participe activamente como candidato en una campaña presidencial? ¿Es ético que un periodista se postule para un cargo en el gobierno? Mi respuesta es la misma en ambos casos: no. Pero esa es mi opinión personal. Hay quienes argumentan que si esa persona o esa familia sabe apartar una cosa de otra, no incurre entonces en ningún tipo de violación ética. Pero esto casi nunca ocurre. Por lo general, a las organizaciones de prensa se les ordena o se les manipula para que favorezcan la candidatura de su propietario. Por otra parte, no pienso que ningún periodista en funciones debe postularse para un cargo político. Si un periodista siente con tanta fuerza el deseo de participar en política, debe renunciar. El solo hecho de postularse va a afectar su credibilidad como periodista.

He visto a medios de prensa sufrir consecuencias lamentables debido a que las ambiciones políticas de sus dueños han sido mayores que su juicio económico y periodístico. Un diario cuyo propietario es un candidato a la presidencia no puede pensar que no confrontará problemas. Los votantes que favorezcan a los otros candidatos no confiarán en el cubrimiento de campaña de dicho diario. Un periódico en Centroamérica perdió alrededor del 70% de su circulación después de que su dueño se postuló para presidente. Los anunciantes que favorecían a los candidatos contrarios dejaron de anunciar en sus páginas. Cuando Violeta Chamorro ganó la presidencia de Nicaragua, el periódico bajo su propiedad tuvo que trabajar duro para redefinir su papel. ¿Debía ser un periódico abiertamente pro-gobierno, aun sabiendo que de esa manera unirían contra ellos a toda la oposición política y periodística, o debía tratar a la presidenta de una manera justa pero crítica?

Después de decir esto, debo aceptar que muchos dueños de periódicos y muchos periodistas se han convertido en políticos y han tenido éxito. Warren G. Harding, el vigésimonoveno presidente de Estados Unidos, fue un editor de periódico que se convirtió en político. Albert Gore, el actual Vicepresidente, fue reportero de un diario de Nashville antes de entrar en la política. Gore, por cierto, todavía habla de su carrera como periodista. Como muchos jóvenes reporteros, su primer trabajo fue en la sección de obituarios, escribiendo historias sobre quienes fallecían en el área. Una noche, ya tarde, recibió por teléfono la noticia de la muerte de Trebla Erog, un ginecólogo sueco que vivía en un pueblo cercano. Gore escribió su obituario. Esa misma noche, más tarde, volvieron a llamarlo con para informarle que la viuda de Erog había sufrido un ataque y había muerto en la funeraria. Gore reescribió el obituario para incluir el último acontecimiento. Pero todo no terminó ahí. Un poco más tarde, recibió una llamada en la que le comunicaban que los dos hijos adultos de la pareja habían muerto en un accidente de tránsito mientras trataban de llegar a toda prisa a la funeraria. Gore se dio cuenta de que su obituario de rutina se había convertido en una historia lo suficientemente importante como para que su firma apareciera por primera vez en la primera plana. Entonces sus colegas más viejos le revelaron la verdad: el nombre de Trebla Erog no era más que Albert Gore deletreado al revés. Gore había sido víctima de una broma.

William Randolph Hearst fue un agresivo dueño de periódicos que fundó una cadena que aún existe 46 años después de su muerte. Además de haber sido uno de los editores de periódicos más poderosos de la historia de Estados Unidos, Hearst también fue político. Fue miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos durante dos períodos y se postuló, aunque sin éxito, para gobernador del estado de Nueva York. Al mismo tiempo era columnista y dirigía los asuntos editoriales y de negocios de sus periódicos. Hearst fue también quien desde sus periódicos lanzó arduas campañas a favor del inicio de la Guerra Hispano-Americana. Envió al artista Fredrick Remington a Cuba para ilustrar las historias sobre la guerra que él mismo estaba fomentando. Desde Cuba, Remington le envió un cable a Hearst: "No hay guerra. Quiero regresar." Hearst le respondió con otro cable: "Por favor, quédate. Encárgate de dibujar. Yo me encargo de la guerra."

Joseph Pulitzer, quien estableció el premio periodístico que lleva su nombre y que es el más prestigioso de su tipo en Estados Unidos, se postuló a un puesto en la legislatura estatal y ganó, al mismo tiempo que trabajaba como reportero de un periódico de St. Louis. Pero Pulitzer consideró que podía tener más influencia desde afuera. Como dueño de un periódico en la ciudad de Nueva York, organizó muchas cruzadas periodísticas. Una de las más famosas fue recaudar dinero entre los lectores para construir el pedestal de la Estatua de la Libertad.

En la actualidad, un periodista de televisión es uno de los posibles candidatos a la presidencia de Ecuador. Sin embargo, afirma que tan pronto como se inicie la campaña, suspenderá su trabajo en el periodismo.

Pulitzer, y muchos otros editores de todo el mundo, han respaldado a candidatos durante distintas campañas. No hay nada incorrecto en eso. Es algo que forma parte de la historia y de la tradición de la prensa libre. Pero los periódicos buenos respaldan a los candidatos en sus editoriales, nunca en sus historias noticiosas. En estos tiempos, el respaldo que un medio de prensa le dé a un candidato en sus editoriales tiene muy poco impacto en los votantes porque muchos lectores han perdido la confianza en el cubrimiento de las campañas en general. Cualquier discusión sobre ética nos lleva a conversar sobre la responsabilidad de los medios de prensa ante la sociedad. Una vez más, esa responsabilidad es algo que la prensa colombiana debe determinar por sí misma. Este país tiene la bendición de tener a algunos de los mejores periódicos del mundo. La prensa de Colombia tiene una larga y triste historia de independencia y de coraje. Lo que ustedes están haciendo hoy puede establecer el tono de esta campaña y de campañas futuras. Pero ustedes tienen que decidir ahora cuál va a ser su papel.

Para prepararme para este viaje hice una revisión de la prensa colombiana. Encontré algunos problemas que también he visto en periódicos, canales de televisión, y estaciones de radio de los distintos países a los que viajo. Considero que al cubrir las noticias todavía se hace demasiado énfasis en una sola fuente. Cada vez que veo una historia en la que se cita una sola fuente, sea el presidente, un embajador, un policía, o un hombre de negocios, me surgen preguntas. Esa dependencia de una sola fuente para escribir una historia puede ser especialmente problemática durante una campaña. Siempre alguien, en alguna parte, tiene la información que pondría esa historia en un mejor contexto. Es parte de nuestro trabajo encontrar a esa persona e incluir sus puntos de vista en nuestra historia. Esto no siempre es fácil. Pero si queremos tener un trabajo fácil entonces es mejor que nos busquemos otro tipo de empleo.

Carl Bernstein, parte del equipo de reporteros del periódico The Washington Post que dio a conocer tantos detalles del escándalo Watergate, define un buen trabajo periodístico como "la mejor versión que se puede obtener de la verdad." En mi país existe una tendencia, que también se ha reflejado en otros países, de que la verdad es una ilusión, desfigurada por la adoración a los famosos, el chisme, el sensacionalismo, por controversias fabricadas, y por la negación de la verdadera condición de nuestra sociedad. Nos hemos convertido en reporteros haraganes, desinteresados en hacer el trabajo duro de un buen reportero, el trabajo duro de buscar la verdad.

Ninguna de las personas presentes aquí desea darles a los ciudadanos de Colombia un cubrimiento de segunda categoría. Pero lo cierto es que en alguna ocasión, todos nosotros lo hemos hecho y probablemente lo volveremos a hacer. Sin embargo, quiero compartir con ustedes algunas ideas acerca de lo que podemos hacer para no ofrecerle al público un cubrimiento de segunda categoría.

Primero, evitemos en lo posible esa "carrera de caballos" de la que nos hemos acostumbrado a depender con tanta ansiedad. Ustedes van a ser bombardeados con encuestas de opinión pública que muestran a un candidato o a otro en primer lugar por tanto por ciento. Ese tipo de reporteo tiene su papel en el cubrimiento de campañas, pero no debe ser el enfoque principal del cubrimiento.

Segundo, lancemos por la ventana la idea de un cubrimiento "balanceado". Así mismo. Dije que nos olvidemos de la sagrada idea periodística de un cubrimiento balanceado. Este concepto de cubrimiento balanceado es a lo que Jonathan Alter, de la revista Newsweek cataloga como algo "importante sólo en el sentido más rudimentario". En un manual para periodistas preparado por el Proyecto Vote Inteligentemente, Alter escribió que el "balance" a veces es perjudicial. Nuestro objetivo es informar sin prejuicios ideológicos. Si citamos a uno de los candidatos acusando a otro, esta persona debe tener la oportunidad de responder. Si una historia sobre un tema económico cita a un candidato, también debe citar a sus oponentes. Alter asegura, y coincido con él, que la búsqueda del balance puede ser un patrón dañino porque muchas veces se interpone en lo que debe ser nuestro objetivo número uno: la verdad. Si un candidato está lanzándole mucho lodo a los otros candidatos, mientras que éstos apenas lo están haciendo, es balanceado escribir que todas las campañas se caracterizan por los ataques entre los contrincantes. También es una representación incorrecta de lo que realmente está ocurriendo. Es preciso que hagamos una distinción entre los "temas de campaña" y los "temas reales". Un tema de campaña es algo que un candidato utiliza para promover su propia imagen o para desacreditar a un oponente. Un tema real es algo de lo que el candidato verdaderamente se ocupará si sale electo. En muchas de las campañas que he visto en mi país y en América Latina los reporteros que se ocupan de temas políticos cubren sólo los temas de campaña. Tal vez no lo admiten, pero creen que los temas de campaña son los únicos temas. Piensan que si un candidato no presenta un tema, es porque ese tema no tiene importancia. Esta es una manera estrecha y alienadora de cubrir los temas políticos. Es un error, es malo para la credibilidad de la prensa y es menos interesante.

Ofrezcan toda el cubrimiento que puedan a los candidatos de los partidos menos fuertes. Todos los candidatos deben tener al menos una oportunidad para hablarles a los ciudadanos a través de cada uno de los medios de prensa. Una revisión semanal de las actividades de los partidos menos importantes ayuda a los votantes a mantenerse al tanto de lo que esos candidatos están haciendo. Pero mantenganse alertas para enterarse también de lo que los votantes están diciendo sobre esos candidatos. Muy a menudo nosotros en la prensa nos sentamos con los candidatos para documentarnos y definir los temas. O peor, dejamos que los políticos nos digan cuáles son esos temas. En 1960, durante la campaña presidencial de Kennedy, la prensa convirtió su religión católica en un tema principal de la campaña. Un católico nunca había sido electo a la presidencia de Estados Unidos. Kennedy atacó a la prensa y a sus oponentes organizando una reunión que yo cubrí en Houston, en la cual se enfrentó a una sala llena de representantes de la iglesia protestante. Kennedy los convenció de que el Vaticano no podía apoderarse del gobierno de Estados Unidos. Pero las encuestas hechas en esos días demostraron que lo que más les preocupaba a los ciudadanos no era cuál tipo de religión practicaba Kennedy. Sólo los políticos y la prensa lo hacían ver como el tema número uno.

Lo cual me hace recordar un viejo dicho: "Uno nunca puede saber a dónde se fue el tren solamente mirando la carrilera."

En los últimos años se han hecho una serie de interesantes experimentos para encontrar modos de cambiar el molde del cubrimiento de las campañas, para hacerlas más sustanciosas, más relevantes, y más interesantes. En su mayoría, estos experimentos han funcionado. Todos ellos tienen en común algunos puntos:

  1. Forman agrupaciones con otras organizaciones de prensa.
  2. Las organizaciones de prensa ponen todas sus energías en descubrir lo que la gente piensa que son los temas reales de la campaña.
  3. Preparan artículos sobre esos temas.
  4. Le hacen a los candidatos las preguntas de los ciudadanos.
  5. Algunos han tratado a los candidatos como si fueran personas que están buscando empleo.
  6. Examinan cuidadosamente la veracidad de la publicidad de las campañas y escriben al respecto.

Las agrupaciones de medios de prensa se forman debido a que este tipo de cubrimiento puede ser costoso, demandar demasiado tiempo, y simplemente porque estos medios creen que de esa manera tienen más oportunidad de éxito, si un diario comparte el experimento con un canal de televisión o con una estación de radio. Hacen esfuerzos por determinar lo que los ciudadanos piensan que son los temas de campaña; las cosas que son importantes para ellos. El Observer, de Charlotte, y el Eagle, de Wichita, fueron los pioneros en este tipo de cubrimiento en Estados Unidos en 1992, cuando estudios demostraron una creciente pérdida de credibilidad en el cubrimiento de campañas. En la última campaña electoral el año pasado, el Orange County Register en California dedicó el 40% del espacio destinado a noticias políticas a este tipo de cubrimiento.

Se puede averiguar lo que la gente piensa realizando su propia encuesta y organizando grupos focales para que discutan los temas. El Observer, de Charlotte, incluso creó un banco telefónico para que los ciudadanos pudieran llamar para exponer sus puntos de vista. Uno puede organizar también lo que los sociólogos llaman "encuestas de deliberación", en las que los encuestados tienen tiempo para pensar sobre el tema y discutir sus respuestas sobre qué es lo importante para ellos. Los periódicos toman estos temas, citados por los ciudadanos, para preparar historias bien documentadas sobre ellos.

¿Por qué es este un tema importante? ¿Cuáles son las posibles soluciones? Y presentan estos temas a los candidatos de manera que se convierten en los temas de los que hablan los candidatos. Comience su cubrimiento de campaña con una descripción del cargo. ¿Qué es lo que se supone que hace un presidente? ¿Qué se supone que hagan los miembros del congreso? Cualquier corporación importante tiene descripciones de empleos para sus principales ejecutivos. ¿Por qué no va a tenerla un país?

Pienso que cada candidato a la presidencia debe estar sujeto a una historia en la que se tomen en cuenta tantos puntos a considerar como se haría con alguien que está solicitando un empleo. ¿Cómo gobernaría este hombre o mujer? ¿Qué hay en su historia que muestra que este persona está capacitada o no para realizar las funciones a las que se refiere la descripción de empleo? Lo que se ha venido a llamar el cubrimiento de "vigilancia de los anuncios" ha tenido mucho éxito. Una organización de noticias analiza la campaña publicitaria de un candidato de la misma manera que un buen reportero analizaría cualquier afirmación. ¿Es realmente cierta? ¿Los hechos respaldan las palabras? ¿El candidato siempre ha mantenido esta posición, o este es un cambio de dirección? Un buen cubrimiento de "vigilancia de los anuncios" es justo. Si lo que se dice en la campaña publicitaria es cierto, nuestra historia periodística debe decir que es cierto.

La preguntas obvias ahora son: ¿Todos estos gastos y esfuerzos importan? ¿Realmente a los lectores o al público les interesa todo ésto? Estudios de este tipo de cubrimiento demuestran que sí; que importan. El Observer, de Charlotte, concluyó que sus lectores:

  • Consideraron que el diario los ayudó a sentirse parte del proceso político.
  • Pensaron que el diario los ayudó a tomar su decisión a la hora de votar.
  • Sintieron que el cubrimiento periodístico reflejaba más los temas que a ellos les interesaban.
  • Aumentaron durante la campaña.

Respuestas a otros estudios muestran resultados similares: una mayor comprensión de los lectores sobre los temas de campaña. Y los candidatos también prestaron atención. En Florida, The Miami Herald y otras organizaciones de prensa de todo el estado formaron una coalición antes de la campaña presidencial de 1996, llamada "Voces de la Florida". Entre otras cosas, la coalición le pidió a cada candidato que le concediera una entrevista grabada de 90 minutos. Todos los candidatos aceptaron, con excepción de Bob Dole. Finalmente, The Miami Herald publicó una historia sobre los candidatos y los temas de campaña, de la cual Bob Dole quedó por fuera. Tan pronto como salió a la calle la primera edición del periódico de ese día, Bob Dole llamó por teléfono a Tom Fiedler, editor de temas políticos, para ofrecerle una entrevista inmediata. Fiedler actualizó su historia para las siguientes ediciones de su diario y para otros periódicos de la coalición. La coalición funcionó muy bien en Florida. Le dio más fuerza política y recursos adicionales a los socios porque no significaba una competencia directa por lectores o audiencia. Una planificación cuidadosa del cubrimiento permitió asegurar que cada socio comprendiera su papel.

Entonces, ¿cómo se hace este cubrimiento basado en los ciudadanos? El Instituto Poynter para Estudios sobre la Prensa realizó una encuesta entre varios editores de diarios y directores de noticias de canales de televisión, acerca del cubrimiento basado en los criterios de los ciudadanos, y finalmente ofreció las siguientes sugerencias:

  1. Planifique a tiempo, planifique bien, y planifique que probablemente todos sus planes tengan que cambiar. Sus mejores planes probablemente se desharán en las últimas semanas de la campaña y usted tendrá la opción entre cubrir las "noticias" o apegarse a su plan. Esté consciente de que eso puede ocurrir y prepárese para ello.

  2. Incluya a todos en la preparación del plan. Reúna a editores, productores y reporteros quienes tendrán que ver con el cubrimiento, para decidir qué se quiere lograr.

  3. Amplíe su equipo. Piense en incluir a otras personas, además de los reporteros que normalmente cubren temas políticos o gubernamentales. Una vez que usted identifique los temas que les interesan más a los ciudadanos, piense quiénes conocen mejor estos temas. El reportero de temas de salud o el que cubre los casos criminales podrían sentirse encantados de tener la oportunidad de participar en el cubrimiento de una campaña. Además, usted estaría liberando a su reportero de temas políticos para preparar otras historias sobre la campaña.

  4. Conéctese a los sistemas de red electrónicos, en línea. Aproveche las ventajas que nos ofrece hoy el mundo interactivo para involucrar más a los ciudadanos. Me parece que la página de la internet sobre Elecciones 97-98, preparada por El Tiempo, es muy útil. Le ofrece a los ciudadanos la oportunidad de participar tan pronto como comience la campaña. Asegúrese de que sus reporteros y editores tengan tiempo para revisar toda la información que llega de los ciudadanos, y que respondan a ella.

  5. Sea abierto. Deje que sus lectores conozcan cuál es su plan. Hágaselo saber también a los candidatos, de modo que no se sorprendan.

  6. Manténgase en contacto con los ciudadanos y consúltelos también. Las cosas pueden cambiar rápidamente en una campaña política. Por lo tanto, desarrolle una forma de mantenerse en contacto con los ciudadanos. Reúnase con lectores y pídales que le digan qué anda mal en su cubrimiento y qué piensan que sería útil.

  7. No pierda las voces de los ciudadanos cuando estas son más necesarias. El momento en que usted quiere exponer la opinión de los ciudadanos y presentarles sus preguntas a los candidatos es en las semanas finales de la campaña. Esto coincide con los momentos más difíciles para hacerlo. Asegúrese de tener suficiente tiempo para incluir sus puntos de vista.
  8. Desarrolle una cadena de votantes. Haga más que poner un cintillo que diga "Vote" o una caja de recordatorio. Durante toda la campaña anime a las personas a conversar con sus amigos y vecinos para animarlos a participar y a votar. Es probable que ellos le presten más atención a un amigo que a usted.

  9. Repita, repita, repita. Encuestas de lectores y de audiencia realizadas en todo el mundo nos muestran un factor alarmante pero real: las personas no recuerdan haber leído o haber visto las primeras historias sobre los temas de campaña que publicamos. Usted tiene que buscar maneras creativas de hacer las modificaciones necesarias y volver a presentar esas historias cuando ya la campaña esté más avanzada.

  10. Ahorre algunos de sus recursos para el final. Las personas que piensan ir a votar desean tener a su disposición resúmenes en forma de informes especiales, y guías para votantes, justo antes del día de las elecciones. Ofrézcanles lo que quieren cuando lo necesiten. Para muchos votantes, este podría ser el único informe neutral que tengan a su alcance.

  11. Recuerde el asunto principal. Lo que los ciudadanos quieren saber, y lo que determinará cómo van a votar, es cómo las cosas que leen o escuchan afectarán sus vidas. Diseñe su cubrimiento con esta idea en mente. No deje nunca de preguntarse si sus reporteros recuerdan esto cuando van a buscar datos y cuando escriben sus historias.

A lo largo de este tipo de cubrimiento debe hacerse un enfoque sobre cómo resolver los problemas de los que hablan los ciudadanos. Un reportero no debe preguntarle a un candidato cómo se siente con respecto a un determinado asunto, sino cómo puede resolverse un problema y cómo lo haría si fuese electo. Muchas veces los reporteros simplifican o fragmentan los aspectos que los ciudadanos ven como relacionados entre sí. Los reporteros necesitan ofrecerle coherencia a aquellas personas cuyas vidas son confusas y complicadas.

Por lo tanto, si en la campaña que está a las puertas ustedes quieren intentar lo que se ha dado en llamar periodismo basado en los intereses de los ciudadanos, ustedes deben:

  • Organizar una o varias reuniones públicas para discutir los temas.

  • Realizar encuestas para determinar cuáles son los asuntos en los que deben centrar su cubrimiento.

  • Conducir reuniones con grupos específicos de votantes para deteminar cuáles son sus preocupaciones.

  • Pedirles a los lectores o audiencia que les hagan llegar sus preguntas para presentárselas a los candidatos cuando ustedes los entrevisten.

  • Basar el trabajo de reporteo fundamentalmente en los temas que han surgido durante los contactos con los ciudadanos.

  • Ofrecer información que ayude a los ciudadanos a involucrarse en el proceso político no sólo mediante el voto, sino también de otras maneras.

Es un placer compartir con ustedes. Espero haberles presentado algunos elementos que los ayuden a pensar en este momento en que están iniciando una campaña electoral nacional, el evento más maravilloso de cualquier democracia. Dios los bendiga a cada uno de ustedes y Dios bendiga a Colombia.



Santafé de Bogotá
27 de noviembre de 1997