En su reciente libro American Visions: The Epic History of Art in America, Robert Hughes, crítico de arte nacido en Australia, identifica una de las principales experiencias norteamericanas como un "comenzar de nuevo, dejando atrás lo que uno fue una vez". Para Hughes esto no significa borrarlo todo, sino más bien una interacción compleja con la tradición anterior. "En alguna parte del museo norteamearicano", escribe con un toque de humorismo, "hay siempre una pequeña imagen enterrada del inmigrante que baja del barco con su equipaje: botas, una biblia o 27 Rembrandts".

Este tipo de nuevo comienzo es lo que los artistas hacen todos los días al crear arte. Partir desde el nivel del suelo es lo que los editores teníamos también presente cuando les pedimos a algunos de los principales expertos norteamericanos en varias formas artísticas que nos hablaran acerca de la condición de sus respectivos campos. ¿Qué hay de nuevo, por ejemplo, en la danza o en las artes visuales? ¿Quiénes son los artistas más notables que trabajan en teatro y música? ¿Cómo encajan en las tradiciones históricas las tendencias actuales en el cine y la literatura?

Debido a que cualquier generalización en torno a las artes debe ser sospechosa en un país que contiene 1.200 orquestas sinfónicas, 117 compañías profesionales de ópera, más de 400 compañías de danzas y 425 teatros profesionales sin fines de lucro, la respuesta de cada experto a estas preguntas será necesariamente una respuesta parcial. Esa es la razón por la que hemos incluido una gama de opiniones -- críticos, profesionales que trabajan en cada campo, retratos de los propios artistas. Y, naturalmente, en ocasiones nuestros expertos están en desacuerdo unos con otros. Una diversidad de opiniones parece apropiada solamente en un país donde no hay ningún ministerio de cultura, ningún punto de vista oficial de lo que son las mejores formas del arte.

Sin embargo, este periódico revela también ciertos temas comunes. Uno es la creciente internacionalización del arte, la manera en que las formas artísticas norteamericanas contemporáneas se enriquecen constantemente con el movimiento de artistas e ideas a través de las fronteras. Otro es lo que un crítico llama "hibridación" -- las fronteras entre las formas artísticas se derrumban a medida que tantos artistas trabajan de modos interdisciplinarios. Las danzas de Mark Morris o Bill T. Jones incorporan en ocasiones palabras habladas; el artista visual Matthew Barney hace películas épicas que tienen el aspecto de filmes de Hollywood. Otra tendencia vital es la manera en que se crea el nuevo trabajo en estos días, en la intrincada polinización cruzada entre los centros de creatividad tradicionales de las costas de Norteamérica y las regiones menos pobladas del país. En su ensayo sobre el panorama general, el crítico Terry Teachout señala que algunas de las obras nuevas más entusiasmantes de la Opera de la Ciudad de Nueva York son originales de la Glimmerglass Opera, una pequeña compañía en una pequeña población de la parte norte del estado de Nueva York.

¿Qué hay en la raíz de todo el continuo fermento creativo que documenta este periódico? En nuestra entrevista de apertura, Dana Gioia, el poeta que preside la Fundación Nacional de las Artes, identifica una fuente probable: "La razón por la que Norteamérica ha tenido esta diversamente distinguida historia artística, esta dimensión sin precedentes de logros -- que van de las películas al expresionismo abstracto, al jazz y a la literatura moderna -- consiste en que Norteamérica era y es una sociedad que reconoce la libertad individual de sus ciudadanos".