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Dieta y enfermedades

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Osteoporosis
Osteoporosis
Productores de colesterol
Productores de colesterol
Fitoquímicos
Fitoquímicos
Selenio - antioxidante
Selenio - antioxidante
Dieta y prevención de enfermedades
Dieta y prevención de enfermedades

Definición    Volver al comienzo

Descripción de recomendaciones dietéticas y de nutrición que han demostrado tener relación con una enfermedad o condición asociada con la salud. Para mayor información sobre las declaraciones de salud aprobadas por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA), remitirse a etiquetado nutricional.

Información    Volver al comienzo

DIETA Y RELACIÓN CON LA SALUD:

1. Calcio y osteoporosis
2. Fibra y cáncer
3. Frutas, vegetales y cáncer
4. Fibra y enfermedad cardíaca coronoria
5. Grasas y cáncer
6. Grasa saturada, colesterol y enfermedad cardíaca coronaria
7. Sodio e hipertensión
8. Alcohol
9. Nitratos y cáncer

1. CALCIO Y OSTEOPOROSIS:
El calcio es uno de los minerales más importantes en la vida de los seres humanos y es esencial para la formación y mantenimiento de huesos y dientes saludables. El calcio también juega un papel vital en la conducción nerviosa, la contracción muscular y la coagulación sanguínea.

La osteoporosis es una enfermedad en la cual el contenido de calcio de los huesos se ha agotado. En esta enfermedad, el calcio y el fósforo, que normalmente están presentes en los huesos, son reabsorbidos en el cuerpo, lo cual lleva a que se presenten huesos frágiles y quebradizos que se fracturan con facilidad.

La ingesta adecuada de calcio a lo largo de la infancia y la pubertad es una de las claves para prevenir la osteoporosis. La falta de una dieta rica en calcio durante estos años no permite que los individuos alcancen la masa ósea máxima. Asimismo, una dieta de calcio baja posteriormente en la vida aumenta el riesgo de que se presente esta condición.

Las porciones dietéticas recomendadas sobre el contenido de calcio en la dieta refleja las diversas necesidades según la edad, el sexo y los factores hormonales. Aunque son muchos los productos que contienen calcio como algunos vegetales, la leche y sus derivados siguen siendo la principal fuente accesible. El calcio también se puede obtener a través del consumo de suplementos.

2. FIBRA Y CÁNCER:
La fibra dietética se encuentra en los alimentos de plantas en dos formas: soluble e insoluble. Las fibras solubles atraen el agua y se convierten en un gel durante la digestión, lo que produce un retraso de la misma y de la tasa de absorción de los nutrientes en el estómago y los intestinos. Este tipo de fibra se encuentra en las hojuelas de afrecho, cebada, nueces, semillas, frijoles, lentejas, garbanzos y algunas frutas y vegetales. La fibra insoluble se encuentra en alimentos como el afrecho de trigo, los vegetales y los granos enteros; parece acelerar el paso de los alimentos por el estómago y los intestinos y le agrega masa a las heces.

Se ha pensado que una dieta alta en fibra reduce el riesgo de cáncer de recto y de colon.

3. FRUTAS, VEGETALES Y CÁNCER:
Comer frutas y vegetales ayuda a un buen suministro de fibra, vitamina A, vitamina C, betacaroteno, otros carotenoides y vitaminas, y otras sustancias valiosas llamadas fitoquímicos. Los estudios indican que una dieta alta en fibra y en estos nutrientes puede reducir el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de estómago, de esófago, colorectal, de la laringe y el cácner pulmonar.

La vitamina C y el betacaroteno, el cual forma la vitamina, son antioxidantes y, como tales, protegen las células del cuerpo de la oxidación, un proceso que puede llevar a que se presente daño celular y que puede jugar un papel en el desarrollo del cáncer. Además de los nutrientes que se necesitan para el metabolismo normal, los alimentos provenientes de las plantas contienen también fitoquímicos, químicos de las plantas que también pueden influir en la salud humana. Hay cientos de fitoquímicos, pero se desconoce su rol preciso en el mejoramiento de la salud; sin embargo, una evidencia cada vez mayor indica que ellos pueden ayudar a proteger contra el cáncer.

Para cosechar estos beneficios, se recomienda comer más frutas y vegetales que contengan vitaminas A y C, así como betacaroteno, incluyendo hortalizas de hoja verde oscura, como la espinaca, la col rizada, la berza, los nabos; cítricos como la naranja, las uvas y clementinas; otras frutas y vegetales rojos, amarillos y zapotes; y los jugos hechos de éstas. Nota: con la elaboración del jugo se quita la fibra.

4. FIBRA Y ENFERMEDAD CARDÍACA CORONARIA:
Algunas fibras, especialmente las solubles se fijan a los lípidos como el colesterol y los eliminan del organismo a través de las heces, disminuyendo la concentración de lípidos en sangre y reduciendo el posible riesgo de una enfermedad cardíaca coronaria.

5. GRASA Y CÁNCER:
Se ha demostrado que una dieta alta en grasas incrementa el riesgo de cáncer de mama, colon y próstata. En realidad, la dieta alta en grasas no causa cáncer, sino que promueve el desarrollo del cáncer en personas que están expuestas a un carcinógeno. La actividad cancerígena, inducida por este tipo de dieta, se realiza a través de la secreción de ciertas hormonas capaces de crear un ambiente favorable para ciertos tipos de cáncer (como el cáncer de mama). De igual manera, las dietas altas en grasa pueden cambiar las características de las células, volviéndolas más susceptibles a los agentes causantes del cáncer.

Para reducir la grasa en la dieta, se deben seleccionar cortes magros de carne de res, cordero y cerdo, así como aves y pescados sin piel. Los métodos de cocinar que se recomiendan son hornear, cocinar al vapor, asar y hervir. Se deben seleccionar leche descremada o baja en grasa, productos lácteos y aderezos para ensaladas y condimentos bajos en grasa.

6. GRASA SATURADA, COLESTEROL Y ENFERMEDAD CARDÍACA CORONARIA:
Uno de los principales factores de riesgo de enfermedad cardíaca es la ingestión excesiva de grasas saturadas. Una dieta alta en este tipo de grasas produce la acumulación de una sustancia suave y cerosa, llamada colesterol, en las arterias, lo que, a largo plazo, hace que éstas se endurezcan y se estrechen. Esto produce un incremento de la presión en las arterias, así como el esfuerzo cardíaco para mantener el flujo sanguíneo adecuado en todo el cuerpo.

El exceso de grasa también aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas por el alto contenido de calorías, e incrementa las posibilidades de ser obeso (otro factor de riesgo de la enfermedad cardíaca).

7. SODIO E HIPERTENSIÓN:
El sodio es uno de los minerales que ayuda a la regulación de la presión sanguínea y el volumen de sangre. Asimismo, el sodio contribuye al funcionamiento apropiado de las membrabas celulares, músculos y nervios. La concentración de este mineral en el cuerpo es regulada por los riñones, las glándulas suprarrenales, la glándula pituitaria y otras glándulas.

El balance entre la ingesta dietética y la excreción renal a través de la orina determina la cantidad de sodio en el cuerpo. Sólo una pequeña porción es eliminada por las heces o el sudor. El balance se mantiene principalmente por la hormona esteroidea aldosterona, la cual controla la cantidad de sodio en la orina. Existe una interacción entre el agua y el sodio, a tal punto que la retención de un exceso de sodio va seguida de una retención de más líquido y viceversa.

Los individuos con sensibilidad al sodio pueden experimentar presión arterial alta por el exceso de sodio en la dieta. La Asociación Estadounidense de Cardiología (American Heart Association) ha desarrollado pautas específicas para el consumo de sodio. Los ajustes dietéticos pueden ser beneficiosos. Aunque el consumo de sodio puede tener muy poco efecto en las personas que no sufren de hipertensión, este efecto puede ser importante en las personas sensibles al sodio.

8. ALCOHOL:
El consumo de alcohol aumenta los riesgos de cáncer hepático y cuando se combina con el hábito de fumar, aumenta el riesgo de cáncer de boca, garganta, laringe y esófago. Además, el consumo de alcohol está asociado con un aumento del riesgo de cáncer de mama en las mujeres.

El hígado metaboliza el alcohol, cuyo consumo continuo y excesivo puede causar diversos daños al hígado, incluso desarrollar un hígado graso, que puede progresar y convertirse en una cirrosis hepática.

La presencia de alcohol deteriora la absorción de nutrientes esenciales por los daños que puede causar al revestimiento del intestino delgado y del estómago, donde se digieren la mayoría de los nutrientes. El alcohol también incrementa los requerimientos del cuerpo de algunos nutrientes, mientras que interfiere con la absorción y almacenamiento de otros.

El consumo continuo y excesivo de alcohol puede ocasionar un aumento en la presión sanguínea. Los problemas crónicos de adicción al alcohol pueden causar enfermedades en el músculo cardíaco (cardiomiopatía). Además, existe una asociación entre la apoplejía y el consumo excesivo de alcohol.

Si la persona ha decidido ingerir alcohol, se le recomienda moderación (no más de dos tragos al día para los hombres y un trago diario para las mujeres).

9. NITRATOS Y CÁNCER:
En los países donde las dietas se caracterizan por un alto contenido de alimentos curados con sal, con nitritos y ahumados, existe una alta prevalencia del cáncer estomacal y esofágico. Ejemplos de estos alimentos son la tocineta, el jamón, los perros calientes y los pescados salados.

Si los alimentos salados, ahumados o curados son parte usual de la dieta, deben restringirse a un consumo ocasional.

RECURSOS:

Actualizado: 11/13/2001

Versión en inglés revisada por: Poune Saberi, M.D., M.P.H., Family Practice and Community Medicine. University of Pennsylvania Medical Center, Philadelphia, PA. Review provided by VeriMed Healthcare Network.
Traducción y localización realizada por: DrTango, Inc.

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